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Tributo a Magoya presentó su primer disco “Joya” en Galpón B, e In The Flow Press se rindió ante su ritmo.
Pocas son las bandas que utilizan el humor para llegar a la gente. La parodia en el arte resulta atractiva cuando es tratada desde la diversidad de recursos, sin caer en lugares comunes. Basándose en esa idea, Tributo a Magoya lanzó recientemente su primer disco “Joya (Cómo ser feliz con una vida berreta)”, que recorre varios géneros y temáticas, con la tragicomedia como principal característica. Fue el estreno de su primer álbum lo que llevó a la banda a convocar a su público para celebrar en Galpón B el Domingo 20 de Noviembre. Por supuesto, Magoya sacó a bailar a In The Flow Press, y el cortejado aceptó.
El septeto subió al escenario con ‘Vamos Magoya’, que convidó al público con un primer bocado de fiesta y percusión. La participación de Cepi Funk en saxo y Juan Fantaguzzi en trompeta, coloreó el segmento junto con el bajo en este candombe con participación vocal de toda la banda. Lucas Escobio(Serez), el primer invitado de la noche, se sentó en la batería para ‘Jip Jop’, reemplazando al baterista Andrés Genín quien rapeó declaraciones sobre el conformismo, y las convenciones sociales que llevan al hombre a vivir una “vida berreta”. Un final mezclado con ‘Uno, dos, ultraviolento’ de Los Violadores, dejó a las voces de Marisol Marzilli y Jimena González suspendidas en la desvaneciente melodía, entonando las últimas frases que incentivan al oyente a buscar su propia solución al problema.
En una seguidilla que contó con la voz del bajista Ariel Galiano, el rocanrol desnudo ‘Quilmes’ le dio lugar al teclado de Francisco Zárate en un solo lleno de frescura, para que luego una intro de bajo invocara las vibras de ‘Don’t break my balls’, una balada cantada en inglés al mejor estilo Sumo. Galiano retomó el español hacia el final de la canción para ser claro y directo, repitiendo “no me rompas las pelotas” como un mantra. A su vez, los demás músicos recitaban frases que encontraban su respuesta en el título de la canción: Desde típicos discursos de telemarketers, hasta caprichosos e insólitos pedidos, y quejas insufribles. De esta manera, la banda cosechó carcajadas y palmas por parte del público de Galpón B.
Un reggae se estiró sobre el colchón provisto por las cuatro cuerdas de Ariel. La voz de Jimena González le declaró su amor incondicional al primer porro del día en ‘Locura Mañanera’, que contó con un destacable solo de guitarra por parte de Juan Pablo Forestier, y gran presencia del percusionista Leandro Otero.
La diversidad compositiva de Tributo a Magoya se vio con claridad durante ‘Que no decaiga’, tema en el cual la banda recorre el ska, la chacarera y el punk rock en un segmento carnavalesco cargado de energía. También el micrófono viajó de garganta en garganta, poniendo a Ariel, Sol y Jimena como voceros del claro mensaje que Magoya busca transmitir con esta canción. A su término, ambas percusionistas bajaron del escenario para bailar ‘Chacarering’ que, como su nombre lo indica, se trata de una chacarera cantada en inglés. Mientras Ariel entonaba, con una fonética básica que permitió el fácil entendimiento de la letra, las dos mujeres de Magoya dibujaron medias vueltas y vueltas completas en el suelo, atrayendo a otras parejas del público que no dudaron en acercarse a bailar.
Así llegó la milongueada. Porque cuando un buen caballero necesita un vino para descontracturarse, no hay nada mejor que pasar por ‘El almacén del Polaco’. Con el riff ejecutado por los teclados, la voz rasposa del bajista buscó el clima perfecto para el milongón, que de a poco fue tornándose más nostálgico. Incluso las luces rojas ayudaron a la ambientación, justo en el momento en el cual el protagonista comprende que, por las noches, el Polaco convierte su almacén en un “bulín” donde revela su verdadera orientación sexual.
Entrando en la última pierna de esta celebración, ‘Humahuaqueño’ despertó el gen autoctonista en los presentes, y no quedó más remedio que responder bailando el carnavalito por todo Galpón B, previo a que el percusionista Leandro Otero bajase del escenario para tocar el bombo murguero durante ‘Murga’, con la participación de un público completamente entregado a este Febrero adelantado.
Finalmente, invitados, hijos, conocidos y amigos se subieron al escenario para hacer una intervención de percusión dirigida por Andrés Genín. La interacción entre los instrumentos enriqueció la performance de los incontables percusionistas que participaron en esta gran marcha. ‘Narigueta’, y la versión Magoyera de ‘I shot the sheriff’ no dejaron dudas del talento de  Ariel al hacer vibrar las cuerdas de su bajo, como un arma que amenaza a la quietud del oyente.
A pedido del público, Tributo a Magoya interpretó ‘En el baño’ a modo de cierre: un medley que incluyó canciones como ‘El himno de mi corazón’ de Los Abuelos de la Nada, ‘Shine’ de Las Pelotas, ‘Yo quiero a mi bandera’ de Sumo, y otros clásicos del rock nacional. Así fue como Magoya recibió su gran tributo, tan bizarro como la mismísima identidad de este ente frecuentemente invocado en el discurso del argentino. Que lo pague, que lo goce, ¡que lo baile Magoya!
Crónica por: Julieta Galiano
Fotografías por: Guido Javier Masso